sábado, 31 de octubre de 2015

LA RADIO EN LA PROVINCIA DE ARAUCO

La historia de la radiodifusión de la provincia es la que nos entrega hoy JOSELITO (Eduardo Torres), en una fecha importante para los hombres de radio. Más de 50 nombres aparecen en sus recuerdos, dentro de los que está el galardonado Juan Gutiérrez, que recibió un reconocimiento por sus 40 años de trabajo por la Municipalidad de Cañete.

Hace algunos días, luego de reunirme en Concepción con amigos trabajadores de toda una vida en la radiodifusión de nuestra región y el país, tuvimos como ocurre siempre, la grata oportunidad de revivir interminables y sabrosas historias, anécdotas, tallas y vivencias de nuestros días de Radio.

Una de las frases más utilizada fue cómo han pasado los años y como ha cambiado la radio, un medio en constante movimiento marcado fuertemente por la evolución tecnológica, pero manteniendo en importante medida su esencia y alma comunicadora a pesar de desgraciadas distorsiones, felizmente en un grado menor.

Como no recordar nuestros comienzos donde alcanzamos a conocer y utilizar los “Acetatos” (discos de aluminio en que se podía grabar con una máquina especial y luego reproducir); grabadoras de alambre (retenían el sonido en un carrete de fino alambre de acero), para pasar luego a enormes grabadoras de mueble Magnecorder, Ampex, o Akai , con carretes de cinta de reel y que nos maravillaban con su cabezal extra que permitía producir un impactante eco. El tiempo pasó raudo y luego todos estos sistemas fueron reemplazados por el Cassette , la cinta DAT , el minidisco, el CD , hasta llegar a los sistemas virtuales que nos brinda la computación hoy.


Eso en cuanto a los sistemas de grabación de la voz; la música por su lado, evolucionó desde el disco de 78 RPM (revoluciones por minuto) pasando por el single 45 RPM, el Long play 33 1/3 RPM , el cassette , el CD , hasta el archivo MP3.

También evolucionaron los micrófonos, desde los queridos “panqueques” RCA de cinta, pasando por el extraordinario Neumann U 87, llegando a los AKG , Senheisser, Shure y tantos otros.

Sería muy largo seguir recordando los distintos sistemas técnicos que han marcado a la radiodifusión, pero como lo señala el título de esta nota, en verdad quiero recordar a quienes le dieron y dan el alma y la esencia humana a este maravilloso medio de comunicación que alguna vez se predijo sucumbiría ante el arrollador paso de la TV. Felizmente esto no sucedió, ni ocurrirá, pues la radio se ha fortalecido en su función comunicadora manteniendo su encanto a través de la herramienta más natural, la voz humana, destacando como uno de los medios de mayor credibilidad.

Si bien es cierto gran parte de mi experiencia profesional se desarrolló fuera de Cañete, no es menos cierto que si participé siendo adolescente en los inicios, junto a los pioneros en la provincia de Arauco, aquellos que tan bien ha recordado en sus interesantes crónicas mi colega Luis Flores Olave. (ver acá...)

Formalmente la primera radio comercial fue fundada en Cañete con el nombre de Radio Tucapel, por un apasionado del tema en la década del 60, Don Manuel Plaza Gonzalez . Entre sus colaboradores estuvieron, Sergio “Checo” Salas (hermano de German Salas), Raul Gonzalez, Boris Rebolledo, Julio Campos, el “chico” Varela, Waldo Rodríguez, entre otros que colaboraron entusiastamente.

Curiosamente, Radio Tucapel durante un periodo tenía cobertura internacional, pues operaba en la banda de 41 metros en onda corta utilizando para ello un transmisor de radioaficionado, una antena Marconi compuesta de dos varas enlazadas por un alambre aislado; complementado con otros equipos muy rudimentarios, como pick up o tocadiscos, utilizando incluso una victrola a la cual se le acercaba un micrófono a su bocina.

Se realizaban todo tipo de programas, juveniles, infantiles, deportivos, se emitían avisos y mensajes a la comunidad y se transmitían noticias en cadena con una emisora de Santiago (Radio Balmaceda). Hasta donde recuerdo, Radio Tucapel estuvo ubicada físicamente en locales de dos clubes deportivos que seguramente apoyaron este “adelanto” para el pueblo, estos fueron el Caupolicán y el deportivo Juvenil. Era allí precisamente donde se realizaron y transmitieron los primeros show en vivo en Cañete.

En el gran salón del segundo piso del Juvenil, en 1966, se efectuaban estas presentaciones en directo con artistas y público locales. El animador era Miguel Gonzalez, de suave y educada voz, mientras que Manuel Plaza actuaba de radiocontrolador.

Entre los artistas estaban el conjunto de los JET, de los hermanos Morales, Carlos Jara, Los hermanos Rodríguez (Juan ,Waldo y Manuel) que más tarde serían The Cliffton.

Había un programa, que si mal no recuerdo, conducía Julio Campos secundado por Waldo Rodríguez, en que imitaban convincentemente a dos viejitos (mujer y hombre) haciendo sabrosos comentarios y criticas al Cañete de entonces.

Una anécdota: Germán Salas haciendo sus primeras armas como locutor en entrevista a un grupo de ciegos que visitaban Cañete les preguntaba: ¿Qué les pareció la ciudad?, olvidando que no podían ver. Un abrazo para ese gran profesional y mejor amigo radicado actualmente en Valdivia, plenamente vigente en la dirección de Radio Bío-bio de la ciudad del Calle-Calle.

Otra que alguien me contó como real habría ocurrido en tiempos en que decir un garabato por la Radio era pecado capital. Protagonistas: Manuel Plaza en los estudios de la Tucapel controlando la primera transmisión de futbol realizada desde el estadio fiscal de Cañete con motivo de un “clasico” entre Cañete y Lebu.

En el estadio, tras el arco sur, el relator era el “Chico” Varela, premunido según cuenta la leyenda de un sándwich y una botellita de algún líquido (que no era agua).

Todo estaba muy bien, el relato era bastante atinado y la sintonía era total, hasta que se produjo el primer gol de Cañete gritado como todo un profesional por Varela, pero, finalizado el grito de gol seguramente se acordó que Manuel Plaza estaba en los estudios y agrego “putas el gol pa lindo que te perdiste Plaza gueón”, provocando el corte de la transmisión del partido con la salida de madre de Varela, impensable para la época.

Más tarde, siempre en Cañete, Luis Gerardo Rivas instaló Radio Millaray (ex Presidente Kennedy de Purén), con equipos construidos por el ingenio y capacidad técnica de Arnoldo Cabrera Soto, trayendo en esa época a un destacado locutor y actor de radioteatro de Radio Portales, Angel Sepúlveda, quien era secundado por Juan Gutierrez Gfell y René Espinoza. También participaban en la locución Ximena Rivas, hermana de Luis Gerardo y mi recordado cuñado y amigo Boris Rebolledo Carrasco, el responsable de mi llegada al medio.

Fueron muchos más quienes escribieron las primeras historias en la radio Cañetina y pido disculpas por las omisiones, yo participaba en ese tiempo como cantante en los programas infantiles (ganándome el apodo de Joselito que aún algunos amigos me hacen recordar). Mi enamoramiento con el medio fue inmediato y con el paso de algunos años siempre buscando una oportunidad empecé a controlar en Radio Millaray, de manera más bien informal, reemplazando a Juan Gutierrez ,Tito “Corporito” Muñoz , Manuel Barto o Sergio Rivas, otro hermano del propietario.

Radio Millaray inició sus transmisiones en el local que actualmente ocupa la ferretería Solucentro, en Saavedra esquina Videla. Un tiempo después se instaló en la misma esquina que hoy ocupa la botillería El Calafate, por calle Videla; luego se hicieron los estudios por el lado de calle Villagrán para, pasados los años, llegar a su actual ubicación en Prat esquina Segundo de Línea.

La planta transmisora estaba ubicada en la calle Cintura sur (así se llamaba entonces la calle del matadero) entre Mariñán y Mariqueo aproximadamente.
La antena estaba compuesta de alambres verticales amarrados a un aislador en tierra y elevadas unos 18 o 20 metros por una formidable vara de eucalipto con una “T” metálica en la parte superior.

Se complementaba con un transmisor AM de unos 100 watts de potencia, con tubos de amplificador 6L6. En estudios una consola mezcladora sin tapa superior, de color amarillo, interruptores eléctricos, tubos (si no me equivoco) 12Y7 todo construido y diseñado por el ingenio de Arnoldo Cabrera.

En 1970 o 1971, Radio Tucapel se trasladó a Lebu, ciudad que no tenía radioemisora, allí trabajó Checo Salas, Victor Valenzuela, Nelson Zúñiga dándose mi oportunidad, primero como control hasta empezar mis primeras armas en la locución (traía de Cañete la experiencia de maestro de ceremonias y animador de espectáculos (Revelación Juvenil), además como reemplazante de Oscar Castro en animación de los inolvidables carnavales del Centro de estudiantes de Cañete (“el centro tradicional de los grandes espectáculos”).

Allí más tarde conocí a ese gran amigo que fue el entonces “gordo” Abel Peña Peña, gestor de los primeros esfuerzos reales de comunicación en esa ciudad.
De aquella época recuerdo a Rodolfo Montecinos, Tito Duran, Eliana Rhoten, Lautaro Lopez, Marcelino (San Sebastián : por lo milagroso) Lucho Sáez, Maria Trinidad, Lucho Zapata, Giraldo Gallegos, Mario Arancibia , Pepe Beltran , Germán Salas , Américo Giulucci, Joaquin Valencia y otros que el paso del tiempo no me ha permitido recordar.

Fue una etapa maravillosa de nuestra vida radial donde se hacía de todo: fiestas, transmisiones de fútbol o básquetbol, programas de los más variados tipos, todos los actos o fechas importantes era transmitidas por la radio, incluso las misas. No teníamos muchos equipos y medios, pero si buenos amigos como el padre Franz Benner quien nos prestaba su grabadora y hasta nos trajo un micrófono desde Alemania.

Posteriormente conseguimos una grabadora profesional, creo que era de la municipalidad de Los Alamos, que nos maravillaba por su efecto de ecorama y calidad de grabación.

Todo se hacia a pulso, pero con mucho entusiasmo y también mucha ayuda, el local donde funcionaba la emisora era la ex casa parroquial la que tenía un amplio salón en el cual en busca de financiamiento instamos la primera discotheque de Lebu, con un éxito arrollador, que fue más tarde rápidamente copiado por locales mas adecuados como el Hanga Roa y otro ubicado en la playa.

Nos sorprendió el golpe militar de 1973 de turno y transmitiendo con una radio de Santiago que tomábamos por onda corta, los trágicos acontecimientos que se estaban produciendo en el país, mientras en Lebu, alrededor de las 11 de la mañana veíamos por la ventana como en la esquina de Saavedra y Bello conversaban con aparente calma el comisario de Carabineros y el alcalde de entonces Aldo Pinto Miranda.

Cerca de las dos de la tarde, seguíamos transmitiendo los acontecimientos desde Santiago, por la ahora llamada radio de las fuerzas armadas, desorientados y sin saber que hacer. Fue entonces, cuando creció en el pueblo el rumor de un posible asalto de los mineros al polvorín de la mina, que la aparición de un avión de guerra, que sobrevoló rasante por un costado del cerro La Malia, nos causó un verdadero impacto con el estruendo de su motor a reacción al que no estábamos acostumbrados.

Pocas horas mas tarde vendría la parte más triste: nuestra Radio Tucapel pasaba a control de carabineros y, si bien es cierto nunca hubo un maltrato hacia nosotros, nos veíamos obligados a transmitir lo que nos era permitido, previa censura, entre esto los “bandos” que llamaban a personas a presentarse ante las nuevas autoridades, ni siquiera sospechando entonces lo que esto podía significar para ellos.

La emisora, con el paso del tiempo cambió su nombre a Radio Teniente Merino, siempre con la dirección de Abel Peña, supongo bajo la tuición de carabineros.

Hasta comienzos de 1975 seguí trabajando allí y entre los hechos importantes que recuerdo está la instalación de la antena metálica de 50 metros de altura de la radio, (antes se había usado una vara de eucaliptos con un alambre adosado a la casa) donde nos ayudaron en los trabajos de cimientos y anclajes los internos de la cárcel de Lebu, ocurriendo una sabrosa anécdota.

Finalizados los trabajos, como una manera de agradecer a los reos, pedimos permiso a los gendarmes para que pudieran compartir con nosotros una empanada de horno y un vasito de vino, a lo que accedieron.

Vinieron los consabidos discursos de Abel y varios más, considerando el momento como histórico, de pronto Mario “Cochinilla” Arancibia, tomó la palabra y señaló que lo único que faltaba para que la ceremonia fuera perfecta, era la instalación de una placa recordatoria. Acto seguido, se quitó la prótesis dental y la puso sobre la mesa provocando el gesto de asco de quienes comíamos las ricas empanadas.

Otra de las inolvidables: leyendo noticias a dos locutores Junto a Américo Giulucci, nuestros “libretos” eran páginas del diario El Sur y me encontraba leyendo la noticia de un incendio cuando Américo me encendió el “libreto” con su encendedor , terminando apresuradamente la lectura mientras se quemaba el papel. Esta “talla” la vería repetida muchas otras veces.

Permítanme unas líneas para recordar los nombres de algunos colegas y amigos con quienes compartimos la radio en otras latitudes: Grandes Radiocontroladores como Exzequiel “Corchito” Jiménez, “Tigre” Canales, Julio “Poly” Santa Cruz, Segundo “Pollo” Arroyo, Manolo Torres, Guillermo Olavarria, Elias Reyes, Mariano Ancapi, José Luis Perez,. Destacados locutores: Sergio Plaza, Federico Ramirez, Lucy Neira, Raul Sandoval, Milagros del Solar, Ricardo Vasquez, Jonathan Arenas, Arturo Perez Garcia, Mario Chandía, Javier Navarrete, Carlos Muñoz, Jorge Castillo, Humberto Alarcón, Sergio Villanueva, Ismael Muñoz, Alejandro Saavedra y tantos más.

Son muchísimas las anécdotas y chascarros vividos desde esos tiempos, quizás algún día escribiremos al respecto. Ahora recordaremos el origen de la celebración del “Día del trabajador de la radio”, evento que sólo algunos trabajadores del medio recuerdan y son ya muy pocos los radiodifusores que permiten el cese de transmisiones por este motivo.

Todo se originó en Santiago y por las fiestas patrias, los trabajadores de las emisoras tenían una mayor carga de trabajo pues se hacían gran cantidad de transmisiones, desde las ramadas, competencias criollas, programas especiales de fiestas patrias, transmisiones de fútbol, etc. finalizando con la parada militar.

De esta forma, los empresarios radiales decidieron entregar un día libre de descanso a sus trabajadores para que pudieran compartir con sus compañeros de trabajo, con quienes incluso pasaba mucho tiempo que no se veían debido al sistema de turnos, y también pudieran compartir con sus familias.

Esto se transformó con el correr de los tiempos en una tradición que se extendió por varias décadas. Mas tarde las emisoras dejaron de realizar estas jornadas maratónicas dando paso a las emisiones de la TV para estos eventos dieciocheros.

La masificación de las radios, la desorganización de los propios trabajadores, un cambio de actitud de los empresarios (no de todos), la compra de las emisoras por grandes consorcios radiales extranjeros y fundamentalmente una competencia encarnizada entre emisoras que no querían dar ni un segundo de transmisiones de ventaja a los adversarios, terminó por acabar con la celebración de la manera familiar y con radio de turno como se hacía.

Actualmente se mantiene esta tradición solo por pequeños grupos de trabajadores radiales que se organizan para un asado o modesto paseo, sin que las emisoras detengan sus transmisiones, se cambien los turnos de trabajo, o los dueños se sensibilicen con el tema.

Aún cuando esta celebración se encuentra en franca retirada, la verdad es que creemos se debiera mantener en el tiempo, pues si bien los motivos que la originaron ya no existen, que la automatización da un respiro, que la forma de trabajo es distinta, no es menos cierto que los trabajadores de las radios laboran los 365 días (y en algunos casos también las noches) del año, incluyendo Sábados, Domingos y todos los festivos, incluida Navidad, año nuevo, etc.

Esperamos una feliz celebración de todos quienes han abrazado este oficio, que la reunión de camaradería y amistad sirva para fortalecer lazos fraternos, recordar a los colegas que partieron, expresar nuestro respeto y reconocimiento a los pioneros, establecer compromisos de responsabilidad, superación y perfeccionamiento tan necesarios para un buen desarrollo de esta noble actividad de comunicar y, por supuesto, hablar todo el día temas de Radio, porque durante el año no se habla …..de otra cosa.

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