martes, 16 de agosto de 2016

"ME LLAMO VALENTÍN ROCHA, Y SOY SU PROFESOR..."


Recordamos una columna de Francisco Flores Olave para rememorar a un formador de muchas generaciones de alumnos que cruzan cinco décadas (fines de los 60 a los años posteriores al 2.000) de la historia de nuestra gloriosa ESCUELA 1. Sé de los muchos recuerdos que se vendrán a nuestras mentes al recordar a nuestro profesor que no solo nos enseñaba a leer y la historia, sino a enfrentar la vida. VALENTÍN ROCHA MOLINA, Q.E.P.D.
ESCRIBIÓ FRANCISCO FLORES EL 2/4/2007:
Y así pasaron un par de meses del año 1966, del curso tercer año "B" en que estuvimos sin profesor de planta; hasta que un día, llegó un joven moreno, bajo, muy serio, le gustaba pasearse con las manos tomadas por detrás; nos miró fijamente a cada uno como estudiándonos; nosotros a él también ; y nos dijo : "me llamo Valentín Rocha Molina y desde ahora soy su profesor; las cosas a mí me gustan claritas , al revés y al derecho; igual que las tablas, al revés y al derecho".

Y entonces el señor Rocha comenzó a…
… explicarnos su sistema de trabajo, y lo que quería lograr con nosotros; además de eso, comenzó a pedir que cada uno pusiera su mayor esfuerzo para que lo planificado pudiera salir adelante.
No tengo que decir que varios nos asustamos con él, porque a simple vista todo se veía muy difícil y pedregoso.
En matemáticas, modificó el uso de algunos términos hasta entonces conocidos, como por ejemplo; ya no diríamos "entero" a una cantidad, sino "unidad" y con eso lograríamos una comprensión más global de la cantidad a trabajar, por ejemplo.
Pero en realidad, es poco lo que quiero referirme en este relato a las fórmulas de trabajo que traía el Señor Rocha en aquel momento; más bien me quiero referir a cómo se fue dando una amistad, diría de complicidad con nuestro profesor.
Poco a poco en la misma medida que nos fue exigiendo responsabilidad en nuestro estudio, nos fue dando libertad y confianza para poder resolver problemas y situaciones de manera conjunta y diciendo las cosas claras; como a él le gustaban.
Para los trabajos de comprensión de lectura, teníamos tres alternativas; quedarnos en la sala, ir al patio de la escuela o bien irnos a la "loma Sánchez" y escuchar su relato apasionado y con toda la puntuación marcada, de tal manera que nos parecía estar viviendo la historia.
Para las clases de historia nos íbamos al Fuerte Tucapel; (muy diferente de lo que es ahora) a hacer "estudios en terreno"; por lo que podíamos desde nuestro propio punto de vista sacar nuestras conclusiones; las que discutíamos en la sala en trabajos de grupos. (Sacamos varias conclusiones que perfectamente podríamos discutir hoy con los estudiosos del tema)
Sus clases de Educación Cívica eran notables y han sido inolvidables para mí; aprendimos el objetivo de la política dentro del desarrollo de la sociedad; cómo debía ser nuestro comportamiento ciudadano respecto de las leyes del país; el respeto al derecho ajeno y la paz que trae consigo; en fin, nos enseñó a ser personas responsables y respetuosas, sobre todo de las opiniones e ideas de los demás. ¿Se enseña eso hoy? Viendo los últimos desmanes, la destrucción a la propiedad pública y privada, agresiones a carabineros, quienes representan el orden institucional del país; a una Jueza de la República sin motivo alguno, todo ello causado por quienes deben paladines de la defensa del estado de derecho, es decir los estudiantes; estoy seguro que no.
Anécdotas con él existen muchas, cientos de partidos de baby-fútbol en el gimnasio donde no se discriminaba a nadie porque los equipos se armaban siguiendo el listado de alumnos del curso; al primer gol salía el equipo perdedor y venía el otro, allí fui "descubierto" como arquero.
Los arreglos a toda diferencia entre alumnos, se lograban con una reunión boxeril; y esto eliminaba toda controversia al problema y traía la paz después del abrazo que el señor Rocha hacía darse a los contendientes.
Muchas historias existen en mi memoria con el señor Rocha, como aquella cuando ponía nota de canto; y yo le cantaba una ranchera de la revolución mexicana, llamada Valentín de la Sierra , y me colocaba un 7 por ello, escuchenla acá:

Recuerdo dos oportunidades en que nos hizo ver que el respeto a las personas en toda circunstancia era importante.
• Estábamos en la sala de clases preparándonos para hacer gimnasia y al sacarnos la ropa nos dimos cuenta que Fernando Muñoz Herrera, quién era el más grande en estatura del curso, pues era más grande en TODO , por lo que nos comenzamos a reír del "burrito", hasta que nos sorprendió el señor Rocha. Demás está decir la reprimenda que nos dió.
• En otra oportunidad Roberto Saavedra dijo algo en contra de las mujeres, y que además había algunas "fieronas" (feas). No hizo más que escucharlo el señor Rocha para darnos un sermón que debíamos respetar a las mujeres porque empezando nuestra madre y hermanas eran mujeres.
En el año 1969 hubo un concurso de canto y recitación en la escuela, y para el efecto seleccionó el Poema 20 de Pablo Neruda; ahora, ¿quién recitaba? No era problema porque el señor Rocha tenía algo especial; era democrático, así que siguiendo el listado fuimos pasando uno por uno a recitar el poema todo el curso, y por votación de nosotros mismos se fué haciendo la eliminatoria; al final quedamos en competencia Fernando Rifo y Yo; dos vueltas más para decidir quién iría al concurso.
Con todo el nerviosismo correspondiente estábamos adelante mientras nuestros compañeros iban votando en voz alta, ¡Flores! , ¡Rifo!, ¡Flores!, ¡Rifo! y así hasta que se produjo el temido empate quedando Mario Sandoval Rifo ( hoy Sargento de Carabineros en Cañete) con la ingrata tarea de decidir el asunto ; se produjo un silencio total "auspiciado" por el señor Rocha para que Sandoval respirara y gritara: ¡¡Flores!!. El concurso final lo ganó Víctor Herrera.
En otra oportunidad y en un arranque de furia conmigo me agarró de la "pechera" y en un movimiento brusco me rompió la camisa (sin intención por supuesto, situación a la cual no le di ninguna importancia), hecho que causó que se pusiera pálido de preocupación; y luego bien complicado me pidió que viniera a las tres de la tarde a la biblioteca donde me esperaría; una vez allí, en una ceremonia privada y pidiendo las disculpas correspondientes me entregó un paquete con ¡¡ 4 camisas suyas!! Las que mi mamá tuvo que achicar un poco, sin que ella supiera por qué me las había dado el profesor; porque yo soy discreto.
En el año 1970 entramos a 7mo año y debido a la Reforma Educacional del Presidente Eduardo Frei Montalva, se hizo necesario homologar las edades por lo que en el curso "A" quedamos los del año 57 y 58 (los menores) ; en el "B" los dos años anteriores , y en el "C" los mayores.
Además hubo un cambio mayor pues tendríamos un profesor por cada asignatura, pero el señor Rocha además de ser el Profesor-jefe, lo sería de Historia; y con él recorrimos toda la Mesopotamia , la pirámides de Egipto, por qué y cómo surgieron los Faraones y conocimos todos los secretos y formas de vida de los pueblos antiguos.
Inolvidable para mí es el paseo de despedida del año escolar, y de la escuela también, en el año 1971 a Playa Blanca en el Lago Lanalhue; allí como gallina con pollos estaba preocupado de cada uno de nosotros y de que nos cuidáramos al entrar al agua; nos recomendó hasta el cansancio que tuviéramos cuidado con los calambres; hasta que en un momento dado los que estábamos un poco más lejos nos percatamos que un grupo de jóvenes y otras personas traían a alguien que había sufrido un calambre; adivinen quién : el señor Rocha , y allí estuvimos todos rodeándolo, preocupados por él y su estado de salud, hasta que se repuso; porque mucho le queríamos, era como nuestro papá.
En el año 2006 a través del portal Huellas Digitales (ver en foto de ese portal junto al concejal Jorge Maldonado, también alumno de Valentín Rocha) me enteré de la jubilación de mi querido profesor Rocha, también de sus palabras de que "si volviera a nacer, elegiría ser profesor"; y con toda seguridad si ello ocurriera, yo volvería a ser su alumno. Por supuesto aquello me produjo una tremenda nostalgia de todo lo vivido; no en vano han pasado 40 años desde que llegó y nos dijo: Me llamo Valentín Rocha Molina y soy su profesor…
Gracias señor Rocha; puede preguntarme lo que quiera, no he olvidado sus enseñanzas.

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