miércoles, 18 de noviembre de 2015

LAS MEJORES ANECDOTAS DE LA RADIO MILLARAY A.M. CD-158

Francisco Flores Olave, ex-hombre de radio, cañetino, actualmente residente en Santiago, conductor de buses del TraSantiago y con hijos que siguen su ruta en el arte de las comunicaciones y la música, soñador y eterno enamorado de su ciudad natal, nos prodiga ahora con las más divertidas anécdotas del mundo radial cañetino.

A raíz de varios e-mails que he recibido de algunos conocidos pidiéndome que relate otras anécdotas de radio en Cañete accedo y aquí hay varias. En algunas para poder graficar bien la situación va a ir el impropio propio del momento.

Pero primero dos historias bonitas y simpáticas.

Recién llegada e instalada la emisora en el local de las esquinas Saavedra con Videla de propiedad de la familia Petit-Laurent , como ocurrió en varias oportunidades se creó un espacio infantil para que los niños fueran a compartir sus inquietudes artísticas, este primer programa se llamó “Mundo Infantil” animado por la tía Carmen Vergara; el mismo programa al cual el niño Rubén Carrasco le modificó la letra a la canción del momento ; “Mundo feliz” del cantante Marcelo (actual animador del programa Cachureos) ganándose la admiración de todos por tan ingeniosa adaptación.

Por aquel tiempo el papá de un niño en particular viajaba a menudo a Santiago, razón por la cual y para que sus hijos se divirtieran aprendiendo les trajo de regalo un Long-Play con canciones infantiles que enseñaban las tablas de multiplicar; y como existía este programa el papá de este niño, le dice que lo lleve a la emisora para que lo compartiera con los demás niños como una novedad; por la timidez el niño se demoró un tiempo en llevarlo y cuando al fin se decidió a ir con el disco hasta la emisora sin decir palabra se lo entregó a Juanito Gutiérrez, por supuesto lo tocaron dándoles los agradecimientos a este niño y convirtiéndose estas rondas infantiles en un verdadero acierto del programa “Mundo infantil”.

Pero, había un detalle…el disco era prestado…y como el niño no lo dijo NUNCA SE LO DEVOLVIERON, y tuvo que conformarse con escucharlo por la radio cada vez que renacía el programa infantil.

Casi 40 años después se encuentran el niño dueño del disco y Juanito Gutiérrez en la entrega de premios a los Vecinos Destacados de Cañete en la ceremonia del 18 de septiembre del 2007; el niño era Alejandro Fica, hoy Director de Lanalhue Noticias quién le recordó a Juanito el detalle aquel convirtiéndose esto en otra de las anécdotas de nuestra querida emisora.


--Por el año 1975 varias veces vi al grupo Amancay femenino ir a cantar a la radio para difundir esta agrupación; ellas tocaban casi los mismos instrumentos que los varones, y eran múltiples ejecutoras por lo se intercambiaban los instrumentos para los diversos temas, de hecho mi amiga Gabriela Vergara tocaba charango, guitarra y quena; también el bombo cuando era necesario.

Entonces en la entrevista con el locutor de turno se producía el siguiente diálogo: tu nombre---fulana; ¿estudias?---sí; ¿qué tocas tú?—guitarra; y tu ¿Qué tocas?---charango; tu ¿Qué tocas?---el bombo; Tu, ¿Qué tocas?---Quena… y tu ¿Qué tocas?.. Entonces la indicada bajaba la voz, y decía: “las maracas”…y se producía una risa general.

Por ese mismo año, un día domingo que era cuando se hacían las nuevas grabaciones y los cambios en la publicidad ; Juanito Gutiérrez y Tito Muñoz están grabando un aviso de El Vergel; en medio del texto Tito Muñoz se equivoca, y dice …”Chu…a la ca …é”; se detuvo la grabación y para no rebobinar la cinta Juanito la dejó correr un poco más y comenzaron de nuevo; una vez que quedó lista venía el proceso de inclusión en la tanda correspondiente; como se suponía que quedó todo OK, Tito Muñoz se fue y quedó Juanito terminando todo; entonces rebobina la cinta y comienza a revisar la grabación; comienza la cortina musical, me mira y me pregunta ¿esta es? ---sí, le contesto parece que es esa---entonces Juanito, adelantándose a la época “corta y pega” y queda listo el nuevo aviso en la tanda comercial.

El día lunes yo entraba a trabajar a las 10.00 a.m.; cuando llegué a la emisora que ya estaba instalada en el local actual de Arturo Prat Nº 399; Juanito Gutiérrez estaba pálido y nervioso; Tito Muñoz estaba escondido en el locutorio; no hablaba desde las 08.30 de la mañana; cuando me ve llegar me llama al locutorio, y me dice: ---no sabís ná´ lo que pasó ---¿qué pasó?-pregunto yo; ---¿te acuerdas del aviso que quedó malo ayer?---Si me acuerdo---“este con…%$%$•”•$%& del Juan puso el aviso malo en la tanda y salió el garabato que dije”--- ¡¡NOO!! Le contesto yo, ocultando que también tengo responsabilidad en la situación, y después de eso solté una carcajada como de media hora porque me imaginaba la carita que pusieron cuando salió el tremendo improperio al aire.

El año 1975 es muy productivo en cuanto a anécdotas; por abril-mayo de ese año llega a Cañete el gran astrólogo, adivinador, grafólogo y no sé cuántas cosas más: Sanders, que instaló su estudio en el Restaurant “La Luna” que estaba en la esquina de Arturo Prat con Mariñan; muy serio al principio, más bien grave diría yo; traía un joven acompañante al que presentaba como actor, y este joven era quién leía las cartas que le mandaba la gente para después él dar la respuesta correspondiente; todo iba bien…hasta que día…presenta el muchacho al Gran Sanders quién va a entregar el horóscopo preparado para el día; comienza a hablar el charlatán …perdón, el astrólogo, y dice más o menos así; “ señores , señoras , anoche después de estudiar la constelación de estrellas del firmamento y de ver las cualidades del astro reinante por estos días; he preparado el siguiente horóscopo para ustedes”…Aries—dice “el actor”---y entonces Sanders saca de un bolsillo de su pantalón una hoja doblada con el horóscopo de una revista de cómo ¡¡¡10 años atrás!!, ahí tuve que hacer esfuerzo para no soltar la risa. Y existe gente que les cree a estos tipos, pensaba yo.

Pero bueno, la vida esta llena de oportunidades así pasaron un par de días; y a mí que tenía algunos problemas con mi polola se me ocurre una brillante idea; hablé con Sanders y le propuse si podía arreglar cierto signo zodiacal,---por supuesto, me dijo—hazlo tú mismo y yo lo leo”; así que arreglaba el signo de mi polola y el mío cosa que coincidieran; después el de un amigo que tenía problemas también ; después el de una amiga que con su novio tenía algunos problemas; y así me tocó arreglar varios signos zodiacales; por eso los astrólogos y ramos similares conmigo “ni a misa”.

Para el final de hoy he dejado una que es bastante trágica.

Por el segundo semestre del año 1980 y siendo Director de la emisora don Arnoldo Cabrera Soto, la señora de Pedro Mendoza tuvo algunos problemas de salud ; no recuerdo bien que problemas pero la tecnología existente en el Hospital de Cañete no solucionaba el problema por lo que hubo que trasladarla a Curanilahue; desde allí a Pedro le pidieron que llevara algunos dadores de sangre, por lo que nos pusimos de acuerdo varios para ir, Amado Opazo, René Espinoza ( ellos trabajaban en el taller de reparaciones de radio y televisión de Cabrera); Jorge “puntito” Aguayo, radio-controlador; Inés Saavedra, secretaria de la radio; y Yo.

Cabrera dispuso de su auto para que nos trasladáramos; pero primero una malta con harina en “El Indio” para “tener más sangre”, y partimos hacia Curanilahue; íbamos cantando , contando chistes, y también viendo las posibilidades de que chocáramos y como quedaríamos “desparramados” por el camino; y cuando vamos por el sector de La Araucana , Jorge Aguayo le dice a René Espinoza, que era quién conducía; “cuando pasemos los carabineros me dejas manejar a mí”—perfecto, contesta René y seguimos.

En ese tiempo el asfalto desde Cañete al norte terminaba en Cerro Alto en la bifurcación en Y hacia Lebu; desde ahí hacia el norte pura gravilla; después que pasamos Cerro Alto, porque allí siempre había carabineros controlando; se cambiaron de lugar René y Jorge y seguimos hacia Curanilahue; pero esta vez la chacota era mayor; estimulábamos a Jorge que acelerara cada vez más y más y más…
…hasta que enfrentamos la cuesta Mathinson “guarda abajo” a una velocidad mayor de la prudente,; algunos cientos de metros abajo estaba estacionado un camión de Vialidad, y dada la velocidad que íbamos yo veía que era el camión el que corría hacia arriba; y comenzaron los gritos , pero esta vez eran de angustia y desesperación; ¡Para Jorge, mierda! ¡¡Para, hueón, Para!! Y Jorge no paraba… seguía con el pie pegado al acelerador; algo así como congelado…y yo veía que nos metíamos debajo del camión…hasta que reacciona René que iba a su lado , le agarra el manubrio y lo gira hacia el costado izquierdo, justo en el preciso momento en que el auto choca con la esquina izquierda del chasis del camión y con los goznes de la puerta derecha justo donde iba yo; la violencia del impacto fue tal que el auto giró sobre sí mismo, se abrió la puerta y yo salí volando por los aires yendo a caer al otro lado del camino; ahí quedé tirado y en mi semi-inconsciencia escuchaba los gritos de los operarios de Vialidad para volver el guardafango que se incrustó en un forro, a su lugar. Después de un momento llega Jorge a ver como estaba yo que casi me desmayé de sólo ver como quedó el auto, ni hablar de Inés que tenía un tremendo golpe en una mejilla, pero afortunadamente no había nadie de gravedad.

Bueno, ¿Qué hacemos ahora?—no había más que regresar a Cañete; los operarios del camión dijeron, “aquí no ha pasado nada, nosotros no los hemos visto a ustedes”.
Pero…y al camión ¿qué le pasó? NADA, absolutamente nada, era puro fierro reforzado y además estaba cargado con ripio y materiales pesados así que ni se movió.

De regreso nadie hablaba, todo era silencio absoluto; además hicimos un pacto; René por ser a quién le habían pasado el auto, asumió la responsabilidad y todos estuvimos de acuerdo en no mencionar a Jorge.

Cuando llegamos a Cañete; René pidió que todos nos fuéramos porque quiso ir solo a dar las explicaciones donde Cabrera; pero este no era muy fácil de engañar , así que se imaginó que Jorge iba conduciendo, pero nunca pudo sacar la “pepa” a nadie.

Ah, ¿y Pedro Mendoza? ---Pedro llegó por la tarde a Cañete más bravo que un león porque nadie había ido a dar sangre para su señora, y cuando se encontró con el “pastel” de lo que había pasado no lo podía creer.

Pero aquí había un detalle que nadie sabía, no teníamos que ir a Curanilahue a dar la sangre; sólo había que ir al Hospital de Cañete diciendo que la paciente estaba en Curanilahue y listo, eso era todo. Casi se produjo una tragedia de proporciones debido más que nada a nuestra ignorancia en el tema. Ahora ya sabemos.

$10.000 de la época costó el arreglo del auto.

Un saludo a todos; allí ellos donde estén.
 
Publicado originalmente: 07 de octubre de 2007

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